Hace un año, aproximadamente, Esplús se llevó un gran mazazo. Esplús perdió al capitán de su barco, la persona que durante 12 años se había desvivido por y para todos sus vecinos. No lo decimos nosotros, sino que cualquier esplusense habla de la bondad y del trabajo de Eduardo Lalana. Fue alcalde de Esplús durante cuatro legislaturas, de hecho, fue durante su cuarta legislatura y a sus 52 años de edad, cuando falleció de manera inesperada, repentina, mientras trabajaba en el campo. Se sentía muy orgulloso de poder trabajar por y para su localidad y de que los vecinos confiaran en su lista cada cuatro años, la lista del Partido Socialista. Pero no es momento de hablar de política, pues él tampoco se consideraba político, Eduardo lo único que quería era lo mejor para sus vecinos, lo mejor para su pueblo, lo mejor para Esplús. De hecho, incluso con sus “rivales políticos” tenía buena relación. Una persona accesible que intentaba llegar y ayudar a todo aquel que se lo pedía.
Le hizo especial ilusión inaugurar la carretera que une Esplús y Binéfar, una infraestructura que consideraba muy importante, así como también otras actuaciones que llevó a cabo en Esplús, como la restauración de la torre de la iglesia, la escuela infantil, la automatización del agua potable o el comedor escolar.
Y se fue, en junio de 2016, sin ver cumplido su sueño para Esplús, su proyecto de futuro: la variante, para poder sacar el paso de vehículos pesado de la localidad. Algo que su sucesora, Tania Solans, ya tiene puesto en marcha para hacerse realidad en breve. Y es que, los que vienen detrás, siguen trabajando con la misma ilusión y ganas que les contagió Eduardo.
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